martes, 10 de marzo de 2020

FRATERNIDAD DEPORTIVA


villavicencio-jose-19
jlava381@gmail.com

Los juegos leonciopradinos tienen y tendrán diversas connotaciones emocionales. Sirven de integración entre las distintas generaciones y permiten a las promociones afines, lejos de la intensa y sana competencia, estrechar aun más los lazos de hermandad con que convivieron los tres años maravillosos.
El fulbito es un deporte que despierta pasiones y mueve multitudes. Es así como el domingo nos dimos cita en nuestro coloso para vibrar con los partidos. Uno se da cuenta que los años no pasan por gusto pero eso se empequeñece cuando de ganar la pelota se trata. Se escucha decir: No importa, si no llego o si me equivoco… Lo importante es que juego, ¡así me requinten o haga lo mismo! En cada partido se viven emociones singulares y más en los de nuestra generación.
Este domingo sucedió algo que me emocionó mucho porque fue espontáneo y sin programa.
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Durante la premiación de las primeras categorías, Fernando Holguín de la XXI, solicitó el micro para anunciar que el triunfo y las medallas de oro de su promoción estaban dedicadas a su hermano deportista y futbolista  Willy Valdez Paz quien se encuentra en un periodo delicado de salud y está poniendo todas sus fuerzas para seguir adelante (cómo no recordar las gambetas y la alegría que nos da el chiquito Valdez a quien hemos enfrentado todo este largo camino). Se hizo un breve silencio que fue roto por los aplausos de todos los que allí estábamos y comenzaron las hurras coreando su nombre. El capitán de la XX entregó su medalla para que cuelgue en el pecho , lo mismo hizo el capitán de la XVIII y también le entregue la mía para que él tenga en su pecho las medallas de las promociones que convergieron en ese maravilloso e inolvidable tiempo en nuestras queridas y húmedas paredes. Siempre estuvo con su promo dando fuerza y calidad en la cancha como fuera de ella. Ya debe saber que todos estamos con el dándole fuerza. Todo se puede en esta vida. Estemos atentos para apoyarlo
  https://youtu.be/kUxazs3v5fA videito de lo acontecido



( no tenia una foto actual y scanee un negativo de hace 20 años)
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Después, el gran Alfredo Deza, que había solicitado la palabra y la había cedido a Fernando, se dirige a Juan Serván de la XVII diciéndole: Esta medalla la hemos ganado en una competencia leal entre hermanos y hoy estarían acá tus hermanos Javier y Rigoberto que jugaron con nosotros toda la vida. A ellos mi homenaje. Qué decir antes esas emocionadas palabras. El flaco Serván (fue mi jefe de mesa en 1962), corajudo y luchador, se quedó mudo de emoción pero recobrándose  se acercó para darle un abrazo emocionado a Alfredo y agradecerle su gesto.
Seguidamente, Alfredo se saca su medalla y en voz alta rinde su homenaje y se la entrega a su monitor general Héctor Wong Chung manifestando su admiración por el como profesional y amigo. Vi emocionarse a Alfredo muchas veces; cuando recibía sus medallas en las competencias internacionales donde fue ganador o como cuando gritó a todo pulmón cuando su hijo batió el record mundial de salto alto y se abrazó llorando. Pero ayer su emoción se tradujo en unas lágrimas contenidas demostrando el gran afecto a su hermano de vida y a estas alturas son un mensaje noble de la hermandad leonciopradina. Todos corearon… ¡NOBLE DEZA!
Y seguían las cosas, porque Domingo Leo, presidente de la XVIII se dirigió a los de la XV y XVi testimoniándoles su afecto y admiración. ¡Ufff…! qué emociones que nos hacían encoge el pecho, más aun cuando la XVIII que siempre fue ejemplo de unión; ayer, después de tiempo, conformó una barra supernumerosa con su brigadier gral Dr. Herminio Hernández a la cabeza.
 
Estos momentos “no tienen plecio”…  como diría el chinito Jo, y hacen que el ser leoncoppradino sea una bendición emocional porque día a día nos bañán con en gotas de vida.
Seguimos hablando
Pepelucho
2014

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