sábado, 28 de marzo de 2020

EL ENCUENTRO

Mi tocayo Pepe es una persona polifacética. Desde la época del colegio hacia teatro y era poeta. conforme fue avanzando su vida combinó los números ( es ingeniero mecánico) con las letras y se convirtió en un prolífico escritor de cuentos y narraciones habiendo logrado varios premios en poesía y narración. Ha sido presidente de su promoción y continúa siendo un motor de ella propulsando siempre su unidad.
Esta historia real me la comento antes de su publicación y ahora la comparto con su autorización.
Pueden leer su producción en esta dirección

https://josehinojosa.es.tl/

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EL ENCUENTRO

Segundo puesto en la Categoría II del Certamen Cultural Leonciopradino 2019
 Verónica sujetaba nerviosamente la mano de su marido, mientras el bus en el que viajaban avanzaba por la Variante de Pasamayo rumbo a la ciudad de Lima, en otros asientos sus hijos Alessandro y Daniel se entretenían jugando con sus dispositivos móviles, mientras que la pequeña Antonella veía un video de Youtube en una tableta. A Verónica no le preocupaban la velocidad del vehículo o las curvas del camino. Esa mañana al salir de Huacho sabía que unas horas después, en Plaza Lima Norte iba a vivir uno de los momentos mas importantes de su vida y eso la tenía muy nerviosa.
 La dama cerró los ojos y su memoria se remontó medio año atrás. En aquel tiempo había viajado de urgencia al Perú junto a su esposo e hijos para asistir a los funerales en Huacho de su recién fallecido padre. Luego de las exequias su consorte y los niños volvieron a Santiago de Chile donde la familia radica desde hace más de dos décadas, mientras que ella se quedó para atender algunos asuntos legales y comerciales del difunto. Concluidos aquellos trámites y con la seguridad de que su madre se encontraba ya recuperada del doloroso trance vivido, decidió volver al vecino país sureño.
 Generalmente se tiene la certeza que las acciones o decisiones propias serán fundamentales para lo que le acontezca a un individuo en el futuro y que las casualidades o el azar no van a influir sustancialmente en su vida, pero aquel día Verónica comprobaría en carne propia que ello no era así, que las casualidades pueden cambiar el futuro de cualquiera y que hasta las telenovelas mexicanas pueden estar basadas en hechos reales.
 Estando a mas de 150 km del Aeropuerto Jorge Chávez y preocupada por llegar a tiempo a él, Verónica en lugar de utilizar un bus de línea, contrató el día anterior un servicio especial de taxi que la llevaría en dos horas al aeropuerto, sin embargo para su gran sorpresa el vehículo llegó excesivamente tarde a recogerla. La pericia del conductor hizo que se recuperara gran parte del tiempo perdido pero cuando parecía que todo saldría bien ocurrió lo impensable, una falla en el computador del coche hizo que este se detuviera a la mitad del camino y fuera imposible ponerlo en marcha.
 Totalmente alterada y con su maleta al borde de la carretera, Verónica vio como pasaron varios vehículos de transporte público sin detenerse hasta que un cuarto de hora después un bus aceptó llevarla a Lima. Demás está decir que las posibilidades de llegar a tiempo ahora eran prácticamente nulas y así ocurrió. Para colmo y contradiciendo lo que es casi una norma en esta parte del continente el avión partió exactamente a la hora señalada y sin ella.
 La protagonista de nuestra historia recorrió entonces los mostradores de las aerolíneas que vuelan a Chile encontrando solamente cupo para un vuelo de la mañana siguiente, decidiendo entonces volver a Huacho para acompañar por unas horas más a su entristecida madre. Ya nuevamente en la casa materna y aburrida por no tener algo que hacer, sintió el extraño impulso de revisar un maletín de cuero negro del difunto, que habían encontrado muy bien guardado en un ropero.
 Sin prisa y con mucho interés, observó uno a uno los documentos de diversa índole que había guardados ahí, hasta que un papel amarillento con el membrete de una notaría llamó su total atención, en él se mencionaba que Verónica era hija de padre desconocido y se daba fe de la voluntad de quien era el esposo de su madre de reconocerla como hija legítima. Difícil es imaginar la tremenda sorpresa que se llevó Verónica ante tamaño descubrimiento, el correr donde su madre en busca de una explicación y la desilusión subsiguiente al negarse la madre a revelar la identidad del verdadero padre, aunque dejando entrever que este vivía en Lima, tenía esposa y también varios hijos.
 Aquella noche Verónica no pudo conciliar el sueño pensando en lo que acababa de conocer acerca de su origen. Al día siguiente felizmente no tuvo inconveniente para llegar a tiempo al aeropuerto y abordar el avión que la llevaría a los brazos de su esposo e hijos, pero muchos sentimientos encontrados había en su corazón, estaba resentida con los protagonistas de esta telenovela de la vida real, con su padre biológico por no haberse hecho responsable de ella cuarentainueve años atrás y también con su madre y padre adoptivo por no revelarle la verdad de su origen por lo menos al cumplir la mayoría de edad. Sin embargo el tomar ahora conocimiento de su condición le permitió comprender algunas cosas, como el por qué no recibió de parte del padre el mismo cariño que este si les dio a sus hermanos o las notorias diferencias físicas que tenía con ellos.
 Los meses pasaron rápidamente y a pesar de la insistencia con que solicitaba telefónicamente a su madre la verdad completa acerca de su origen, no pudo obtener ni una palabra más de ella. Esto no amilanó a Verónica quien había planificado otro viaje con la familia al Perú luego de las fiestas de fin de año, época en que la actividad de su negocio le permitía darse unas cortas vacaciones. Había explicado de la mejor manera a sus hijos que su verdadero abuelo existía y que sería difícil que la abuela les negara a los niños el derecho a conocerlo si ellos se lo pedían.
 Verónica había llegado a Huacho la semana anterior con su esposo e hijos menores y justo como ella lo esperaba, su madre no pudo resistir el pedido de los niños de conocer al abuelo, procediendo a revelar aquel secreto oculto por medio siglo. Contó ella que en ese entonces tenía 21 años y había conocido a un joven universitario de 17, nieto del dueño de unas tierras en las que trabajaban varios familiares de ella. Dijo no recordar mucho de aquella corta relación, pero si estaba segura de que las cálidas noches de verano y el fácil verbo del muchacho hicieron su buena parte. Finalizado el verano, Carlos -que así se llamaba el joven- volvió a la capital y aunque años después retornó a la provincia, nunca más se volvieron a encontrar.
 Al darse cuenta la madre de Verónica que estaba embarazada pensó en ponerse en contacto con Carlos por medio de sus abuelos, pero eran otros tiempos, ella había cumplido la mayoría de edad y el era un adolescente. Se avergonzó un poco y decidió hacerse cargo ella sola, pero luego de dar a luz a la niña conoció a un hombre mayor que se mostró muy interesado en la joven madre, le propuso matrimonio y el reconocimiento de la pequeña como hija propia, propuesta que ella aceptó de buen grado por supuesto. Este relato borró algunos de los sentimientos encontrados de Verónica, volviendo a sentir gratitud por quien le dio su apellido y la crió desde pequeña. Así también decidió iniciar de inmediato la búsqueda de su verdadero padre y cerrar ese círculo que no tenía por qué seguir abierto.
 Desde la zona oeste de la capital y a bordo de un taxi, Carlos se dirigía a la terminal de buses de Plaza Lima Norte. Una gran inquietud le estaba haciendo perder su habitual aplomo. Dos días atrás había recibido una solicitud de amistad en Facebook de parte de una mujer cuyos nombres y apellidos le eran totalmente desconocidos, tampoco había con ella nexos referidos a centros de estudios o actividad profesional, sin embargo pudo notar que muchas de las amistades de ella llevaban apellidos bastante comunes en Huacho y Huaura, localidades de donde provenían la mayoría de parientes maternos de Carlos. Creyó entonces que podía ser algún pariente que no conocía y fue recién entonces que tuvo a bien aceptar la solicitud.
 El día anterior y tal como acostumbraba a hacer después de almorzar, Carlos abrió nuevamente la red social sin imaginar que estaba a punto de recibir la sorpresa mas grande de toda su vida. La banal solicitud de amistad en Facebook había dado paso a un interesante mensaje de bienvenida, convirtiéndose luego en un inquietante chat con muchas interrogantes. Una mujer buscando la verdad acerca de su origen o mas directamente, una hija buscando a su padre. Carlos tenía buena memoria, había datos y fechas que coincidían, recuerdos que estaban en blanco y negro, y que acababan de adquirir color después de cinco décadas. El chat luego se convirtió en conversación telefónica y de inmediato hicieron planes para el encuentro de hoy.
 Carlos fue el primero en llegar a la terminal, llamó al celular de Verónica y ella le informó que acababan de arribar, y se dirigían a su encuentro. Dicen que la sangre llama a la sangre y eso sintieron padre e hija. Estaba demás un examen de ADN. Las lágrimas de ambos brotaron al abrazarse. Valerio, esposo de Verónica, tenía el celular en la mano listo para perennizar el emotivo encuentro pero se congeló con la emoción y no capturó una sola imagen. Alessandro y Daniel contemplaban estáticos la escena y parecía que empezarían a llorar también. Entonces se escuchó la voz de la pequeña Antonella diciendo: ¡Mamá, mamá, yo también quiero abrazar a mi verdadero abuelo! Todos se pusieron a reír, la familia había crecido de un día para otro.

sábado, 21 de marzo de 2020

HISTORIAS DE CUADRA - PRESENTACION

Hoy se llevo a cabo la presentación del libro “Historias de Cuadra” .Pepe Arcentales como maestro de ceremonia presento a Luis Herrera presidente de la AL , a Pepelucho Inchaustegui , y Jorge Sunico quienes resaltaron la producción literaria de Lucho y l trascendencia de la XVII haciendo conocer el camino de nuestro Héroe. Asimismo presento a Lucho quien con su consabida sapiencia literaria nos deleito sobre anécdotas narradas en sus libros La Gloriosa , Pradito , Estrella Solitaria e Historia de Cuadra haciendo el deleite de la vasta concurrencia. Felicitaciones
Fueron momentos del sentir leonciopradino


















jueves, 19 de marzo de 2020

HOMENAJE A DON VICTORINO AMAYA



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Victorino Amaya Paiva, descansa en paz
Por : Eduardo Ruiz Robles
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 Exalumno sanjosefino, integrante de la Promoción 1964

Hoy hay un motivo para que doblen las campanas en Chiclayo. Hoy hay un crespón negro en las aulas del Colegio Nacional San José. Ha fallecido el profesor Victorino Amaya Paiva, señor de la partitura, que con su alegre benevolencia se ha ido al más allá.
La música fue su vocación, su llamado y su destino. Nació con un oído privilegiado y una destreza innata para componer o para interpretar himnos, ritmos y canciones populares, sin haber sido un teórico de la música. Y con esta credencial hizo docencia y le dio éxitos indiscutibles en torneos de bandas escolares, al glorioso y centenario Colegio San José. Fue duro y muy exigente en su trabajo como director de la banda del Colegio. Alguna vez, a Doyle Acosta (alumno integrante de la orquesta) se le escuchó decir: “Parece como si el profesor Amaya tuviese con la banda un compromiso conyugal”. Y esto es cierto. El tiempo que les dedicaba a los ensayos iba muchas veces. Convocaba a sus jóvenes y entusiasmados discípulos a reuniones y preparativos hasta en horas de la noche, sin disfrutar, inclusive, ni de su descanso dominical.
Para la familia sanjosefina y la comunidad lambayecana, Amaya siempre ha sido un motivo de orgullo, como han sido y son también otros de nuestros grandes maestros que aún viven o que han fallecido. Tuvo razón Elmer Cabrales (alumno integrante de la banda) cuando un día declaró con cariño: “Al maestro Victorino lo llevamos no solo en pensamiento; lo llevamos hasta en el DNI, porque ser sus discípulos es parte de nuestras señas de identidad”. Qué medición de los tiempos de las notas musicales, que él enseñaba a sus muchachos de la banda; qué inflexiones y combinaciones para plasmar o matizar un tema musical; qué rigor de matemático al enlazar una gramática generadora de sonidos, que, en su  dimensión universal y genialidad, solventaron con holgura talentos irrepetibles como Juan Sebastián Bach, Franz Liszt, Igor Stravinsky y otros
 Hoy, el profesor Victorino Amaya ha dejado muchos huérfanos: en su digna familia, en su partido político al que le entregó mucha lealtad, en distintas asociaciones musicales y artísticas, y en su familia extensa del Colegio Nacional San José. Ya no veremos al pueblo chiclayano salir a ovacionarlo en la avenida Balta, en los desfiles por el 28 de julio o por las fiestas de aniversario del Colegio, a finales de cada septiembre. Ya no volveremos a ver actuar al maestro y director de música, que, en los años 60 del siglo pasado, enseñó a sus discípulos de la orquesta sanjosefina a interpretar con coquetería tropical el dengue y el mambo, esa dualidad sensual y rítmica que nos dejó Pérez Prado.
A cambio de toda esa pérdida irreparable, quedan unos hijos y nietos aleccionados por el ejemplo de un padre y abuelo excelente; quedamos unos exalumnos sanjosefinos enriquecidos por el talante de un profesor de la asignatura de música, que supo hacer su trabajo pedagógico desde la espontaneidad, inspiración y su bagaje empírico; y queda una colectividad, como la lambayecana, agradecida e inclinada ante la memoria de un profesor de Secundaria que, desde su área de trabajo docente, supo contribuir a la educación de las emociones, sentimientos y del gusto por lo estético, que tanta falta hace en los planes de estudio de la educación peruana.

Publicado en el diario LA INDUSTRIA
A2 OPINIÓN    Jueves 12 de marzo de 2020


martes, 17 de marzo de 2020

LA FAMOSA ROMPEFILAS


LA FAMOSA “ROMPEFILAS”






Se rompió el mito del nombre de  la “Rompefilas”

El viernes 7 de enero por la mañana, mantuve una cordial conversación telefónica con la Sra. Rosa Belaúnde Guzmán, cerca  de media hora, a  quien de cariño le dicen ”Tota”,  secretaria en el CMLP entre los años 1962 a 1969, recordando aquellos tiempos del coronel Armando Artola de quien guarda aprecio y consideración y de sus anécdotas, propias de la oficina,  que las chicas de aquel entonces recuerdan con mucho cariño.  Ella dice, “siempre he sentido nostalgia por el colegio”, y vive muy feliz con quien contrajo matrimonio, el teniente Moreno quien estaba destacado en el plantel; próximamente viajarán a EE.UU. a recibir a una nieta más.

Fue ocasión propicia para recordar algunos personajes que mantenían contacto con los cadetes, como fue el  electricista Arista, quien, al retirarse, pasó a trabajar a la Pilsen Callao y del enfermero Santos, Mamerto, que atendía por una propina  a los que se  “evadían” a la enfermería y que él conocía y curaba con  su famosa “pastilla”; me hizo saber que a Santos lo intervinieron quirúrgicamente  practicándole un trasplante  de hígado,  y que le fue colocado uno de chancho con el que actualmente vive y que tiene un negocio con su hermano, dicha operación fue realizada por un grupo de cirujanos que vinieron de Estados Unidos.La Sra. Belaunde es sobrina del Coronel Rodolfo Belaunde Ramírez, director del CMLP entre 1955-1957;  recordamos que era una de las más jovencitas y guapas del grupo de secretarias.

Gracias a una amiga de mi niñez que la conoce, pude obtener su número telefónico.  El motivo principal de mi llamada era saber de una vez por todas y romper el mito existente que si la “Rompefilas” se llamaba Estéfani o Carmen,  el nombre de aquella secretaria que nos inducía a la indisciplina, quien se hizo muy popular  sin mantener relación con los cadetes; existe de ella al menos una anécdota y un poema  consignada arriba y que nos indujo a indagar por ella.Enterado ahora que su nombre es M… V…, arequipeña ella, preferimos mantenerla en el misterio.  Tota nos relata que ella sí sabía del tumulto que producía y que, a propósito, caminaba como lo hacía, toda jacarandosa,  pues sabía muy bien que sería observada y que produciría desorden y suspiros en las filas, efectos  en los cadetitos que ella alardeaba con sus compañeras, quienes, disimuladamente, observaban y comentaban jocosamente mientras se dirigían a sus oficinas en medio de sabrosas sonrisas.


Ricardo González       
                                                                                  

AF.11.  LA ROMPEFILAS


He aquí una versión que la recordaremos una vez más, ya que nadie la puede haber olvidado,(y no sólo fue cuando éramos perros) que siendo jóvenes nuestras vistas estaban listas para observar cualquier cosa, y con mayor razón al sexo femenino y es más que estando internados, sólo nos veíamos nosotros mismos, puro hombres.

Recordaremos que por las mañanas , cuando escuchábamos el segundo pitazo en el interior del comedor, luego de haber  desayunado, salíamos corriendo hacia nuestro emplazamiento para formar por secciones, nuestro sector en 3er año era  el lado izquierdo del batallón dando frente a la cocina de oficiales, 4to. al centro y 5to a la derecha, tanto el brigadier como el monitor de sección pasaban lista, se apuntaban aquellos que irían a la enfermería y cualquier otra ocurrencia.

Cuando entregaban el parte al capitán de día en el estrado del pabellón central, teníamos que permanecer en posición de atención, … y  precisamente en ese instante como si fuera hecho adrede, salían del comedor  los empleados, bajaban la escalerita y se dirigían por la vereda que pasa frente a la cocina con dirección a   sus oficinas, en la 8va. ocupaba la primera fila y tenía campo abierto para mi visión.

En este grupo de empleados, había una secretaria de nombre  Mayola Valdivia que usaba a diario su  uniforme, cuya  blusa era de color blanco (en verano) y chompa roja (en invierno) ambas las llevaba muy ceñidas a su cuerpo, que ahora me parece que tenía unos kilitos demás , pero no era gorda. No recuerdo que haya mirado hacia la izquierda donde estábamos nosotros, pero si nosotros veíamos que “pasito a paso” iba  mostrando la voluptuosidad de sus senos y una faldita pegada también  tipo tubo color plomo claro y a una altura por encima de las rodillas, que nos permitía observar sus buenas piernas y sus “cuatro letras” bien formaditas.

El batallón de tercero, con la vista al frente teníamos este privilegio que no tenían los otros años, estábamos obligados a ver sus contorneos, habían dos o tres más secretarias, pero eran deformes y una era un poronguito, tal vez de algún deforme se ganaban también una mirada,  pero lo que estaban atrás, calculo a partir de la  tercera fila, ya tenían problemas para verla bien,  esto suscitaba a que  movieran sus cuerpos sea a la derecha o izquierda, en este momento se rompían las filas, se desordenaban, algún ingenioso  bautizo a esta flor, con el nombre de “La Rompefilas”, por ello se escuchaba que unos pasaban la voz a los otros, especialmente a los desatentos … ¡ahí pasa la rompefilas!.

Hasta la fecha tiene “ángeles” templados.




Adjunto unos versos dedicados a la “rompefilas”, que, en aquellos años,  justamente pasaba a las 7:30 de la mañana, frente a los cadetes del 3º, 4º y 5º año formados antes de ingresar al comedor. Coincidía con la hora de ingreso de los trabajadores civiles.
A ella la trajo el Coronel Armando Artola, arequipeña, de nombre Estéfani Valdivia de unos 22 años de edad, cuya característica era su caminar con “rebote” que es algo sin igual, era lo que más atraía; además, tenía ojos de vicuña color esmeralda con tremendas pestañas, no daba bola a los oficiales de menor rango, es decir, de capitán hacia abajo. Incluso, un teniente, de apellido Velasco, le dedicó estos versos que solo lo escuchaban los de su rango y los civiles: Eres tan bella, eres tan hermosa, no lograré que seas mía, pero de un pajazo no te escapas. También había otro teniente cuya chapa era Nikonka, pues solo atinaba a mirarla, tenía un tremendo carro pero era tan feo…  por eso lo de Nikonka.


Oscar Canqui (XX)                                                                                     



Aquí los versos del recuerdo de nuestro poeta Sammy Angulo:

RECORDANDO A LA ROMPEFILAS

De estatura era normal
quisiera haber sido dueño
de su cuerpo que era un sueño
de figura angelical

Sus piernas eran hermosas
invitaba a acariciar
y cuando se echaba a andar
provocativa y graciosa

La tercera compañía
o todito el batallón
entraba en confusión
cada vez que aparecía

Agacharse a recoger
o el mirarse la espalda
y acomodarse la falda
era parte del ritual

Redondita de revés
voluptuosa por delante
ansiaba por un instante
abrazarla alguna vez

Muy estrecha su cintura
de caderas bien torneadas
nos regalaba miradas
que provocaba locura

Al marcharse y al venir
con su suave movimiento
haciéndolo siempre lento
le gustaba seducir

El regimiento hormonal
que alerta siempre esperaba
de inmediato se paraba
para un pecado venial

La tienes ya en la mente?
era siempre el mañanero

acertaste compañero
la
Rompefilas, presente

Sammy                                                                                                         

martes, 10 de marzo de 2020

FERNANDO HOLGUIN QUINTANILLA

Fernando Holguín Quintanilla
villavicencio-19
jlavillavicencioa@yahoo.es
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Año a año, en el día de la hermandad leonciopradina, cada promoción elige a un miembro que ha destacado por su contribución al colegio, a la asociación y a la comunidad. Este año tuve el honor de compartir alegrías y emociones con Fernando Holguín Quintanilla, hermano de la XXI promoción.
Conocí a Fernando cuando el ingreso al colegio allá por el año 1964 y lo veía todos los días a la hora del rancho ya que él estaba cerca a la mesa donde estaba como jefe. Asimismo, lo veia larguito en el puesto de arquero de la selección de futbol de su promo y en los ensayos de la banda en el club de música que nos dirigía el maestro don Julio Blacks. Siempre fue un deportista nato. Hacía de todo. Después de tiempo lo volví a encontrar mientras hacía  un  trabajo de Consultoria y siempre dejo magnifica impresión personal y profesional. Puedo decir que a lo largo del camino recorrido, es uno de los pilares de su promoción y gestor de negocios y siempre poniendo su sello de calidad.
Fernando nace en el Cusco un 8 de noviembe de 1949 en la plazoleta de 7 culebras, histórico lugar y apacible en esa época y hoy muy concurrido por los turistas ya que es un lugar donde existen varios restaurants y peñas costumbristas. De padre abogado y periodista y de madre, profesora de las que ya no hay, de ellos heredo su disciplina, perseverancia y fuerza, aptitudes que los hizo sobresalir a lo largo del camino.
LLegó a Chosica con toda la familia; Fernando y sus hermanos Hector, Violeta y Esperanza. Allí estudia la primaria en el Colegio Santa Rosa de Chosica, de padres Agustinos y luego entro al Colegio Nacional Pedro Patron antes de ingresar al CMLP.
Fernando NOS DICE que por razones inexplicables hasta ahora, tenía una permanente inquietud de ingresar al CMLP, tanto así que su señor padre se enteró de ello solo cuando tuvo que firmar los papeles de ingreso. Es decir era si o si su ingreso.
El ser leonciopradino para el significa:  “ Se siente un legítimo orgullo, se siente un agradecimiento, se siente un cariño que no llego a comprender en toda su dimensión, orgullo por haber tenido una educación de nivel ”A”, con profesores e instructores extraordinarios, agradecimiento por que se me inculcó valores supremos de amor a mi patria y a mis símbolos, es este colegio donde aprendí a ser más peruano que nadie, aprendí a ser un verdadero patriota, aprendí a ser disciplinado y a tener esa garra, ese espíritu de lucha que me ha servido en toda mi vida y por que me ha dado amigos casi hermanos entrañables a los que respeto y quiero mucho, por todo ello me siento agradecido a mi alma mater, por todo ello siempre estuve cerca de ellos, como si fuera esa azul hoguera que tengo que tenerla siempre encendida, procurando la unión de mi querida XXI promoción . Nunca me alejé ni me alejaré de ella.”
Agradece la nobleza de sus hermanos de promoción por haberlo designado este año pese a que sabe que hay muchos otros con más calificados que él. Allí demuestra su nobleza y afecto innato.
Fernando nos relata un tanto lo que fue después del colegio: …”Al estar en el quinto año de cadete y por tener méritos para ser parte de la FFAA, (cadete distinguido, Monitor jefe de año, seleccionado de fútbol) se nos dio la oportunidad de podernos presentar en un examen especial y antes que todos los postulantes a la escuela de oficiales de la FAP, por cuestiones del destino, se me encontró una anomalía en la vista que era superable, sin embargo en el ínterin, postulé a la Universidad de Lima e ingresé, con lo cual se diluyó mi vocación militar hasta culminar mi carrera de administrador de empresas, al salir como todo muchacho universitario, logré ingresar a PetroPerú como ejecutivo del area comercial, toda una escuela que me hizo madurar y luego de unos años, di el paso más importante de mi vida, Hacer mi propia empresa industrial, paso que me ha deparado muchas satisfacciones y de lo cual me siento muy orgulloso, pues de ser una empresa unipersonal, hoy dependen de ella mas de 160 familias, un logro que hizo realidad el sueño de servir a mi país y de crear trabajo para mis compatriotas, espero seguir en esa tarea por muchos años mas…”
Como toda persona noble habla con orgullo de su familia diciendo: Me casé en el año 1974 con Paquita Linares Bay, una dama Trujillana que por cosas del destino visitó Chosica donde se inició esta aventura que ya cumplió más de 34 años felices, donde nacieron 5 hijos Fernando (Leonciopradino de la 45 promo) Oscar, Francisco Natali y Meliza, los dos primeros ya me dieron 4 nietos y la mayor de las mujeres me dará el quinto nieto en diciembre de este año.
Compadre, tengo la energía y el entusiasmo como para volver a comenzar todo lo andado, o para iniciar nuevas aventuras, de hecho las estoy iniciando, todos me dicen ya párala, pero no puedo, está en mi ADN, tengo que seguir creando trabajo, desarrollando a mi país, necesitamos todo nuestro esfuerzo para dejar a las nuevas generaciones un Perú mejor que el que nosotros recibimos, lo haré hasta que las fuerzas me abandonen o hasta quemar el último cartucho, entonces descansaré feliz, sin deberle nada a la vida….y siempre con “alto el pensamiento”
Fernando, es un orgullo tenerte en este espacio
Un fuerte abrazo
Pepelucho
 2010