domingo, 26 de julio de 2020

VIAJE AL CUSCO MARAVILLOSO


Viví en Cusco desde 1949 a 1953 y aún tengo recuerdos imborrables de esa estadía. En 1962 nuevamente mi familia se trasladó a esa mágica y linda ciudad. Es que mi padre fue empleado de la dirección de Caminos del Ministerio de Fomento y Obras Publicas y por sus méritos (jamás pidió favores) conforme iba ascendiendo iban cambiándolo de lugar de residencia y por ello recorrimos lugares hermosos de nuestra patria.
Siempre Cusco fue y será algo especial para mí. Donde quiera que vaya hablo de esos lugares  de luz y energía. Allí nació mi hermana July y vi a mis padres consolidar su unión y verlos felices con sus amigos de toda la vida. Por ello, cada vez que puedo me voy para allá a recorrer sus calles, ver sus piedras, gozar del cielo azul intenso y mojarme con su lluvia. Tengo entrañables amigos de toda la vida.

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En 1962 me tomaron por primera vez fotos allá y nada menos que por Julia Chambi, hija de Papa Martín. Precisamente la foto con mi madre estando en el Intihuatana me hizo prometerle que estaría allá arriba. De allí cada vez que iba y subía tomaba fotos. Lo hice con mis hijos en 1972 y les dije: antes de conocer el mundo deben llevarse la imagen de nuestra maravilla. El tiempo me dio la razón. Viajan todo el tiempo y se llenan de emoción al narrar sobre el Cusco a donde viajan cada vez que  pueden.

Después regresé con la promoción de mi hijo y también les tomé algunas fotos y nos divertimos mucho (allí me clavaron la chapa de Tío Tarjeta).
Lo que es la vida. Hoy cada uno tiene su camino formado y se desarrollan muy bien en el rubro que escogieron. Precisamente me alojé, esta vez, en los hoteles de la cadena “Tierra Viva” de Rodrigo Lazarte miembro de esa promo y a quienes he visto crecer. Ya qué más.

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Uno de los sueños que tenia era venir con mi XIX en nuestras Bodas de Oro y tomarnos una foto con el fondo de la maravilla. Por el fragor de las actividades de los tres años (celebramos nuestras Bodas de Oro de tercero, cuarto y quinto) no nos fue posible hacer ese viaje. Así que me prometí que haría volar el cóndor de la XIX a las alturas del maravilloso santuario. Creo que lo logré.

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 Tenía que irme por tierra para saborear la altura y los paisajes y así fue. Me fui en Oltursa en un viaje cómodo y sin sobresaltos. Sentado en el asiento delantero del segundo piso estuve a mis anchas gozando del panorama en esas 22 horas de viaje. (antes duraba tres días y dos noches). Buena carretera, buena señalización y buen clima. Cuando uno cruza de la costa a la sierra asimila cuán bella es nuestra patria; cuán diversas sus costumbres y realidades. Hicieron un bingo entre los pasajeros y me gané un pasaje de regreso. ¡Me obligaran a irme de nuevo y regresarme por tierra¡
Subimos Puquio sin problemas porque ahora las curvas son bien anchas y los carros grandes pueden cruzarse cómodamente porque la pista es doble. Bajamos a Chalhuanca y respiramos aire puro y nos calentamos con buen sol. Vimos a nuestro querido Abancay lleno de sol y bajamos y subimos sus calles empinadas para dejar pasajeros en el terminal. De allí nuevamente pudimos ver su esplendor desde lo alto cada vez que subíamos. Nos dimos gusto de ver el nevado Ampay con sol y rememorar las veces que estuve por allí y los amigos entrañables que conocí.
Luego fuimos bajando a Curahuasi y me llené del aire perfumado de un añil incomparable. Pasamos por la entrada a Choquequirao que será el futuro turístico de la región, asimismo, llegamos al puente Cunyacc y a Quebrada Honda que casi ni me doy cuenta porque ahora hay un hermoso puente y ya no es la quebrada intransitable que era a veces. Qué bella vista del cañón del Apurimac se divisa  desde lo alto. Son imágenes que se te quedan en el alma y no tienen precio.
Fuimos llegando a Anta, Limatambo, Poroy y desde ya se veía poblaciones. Cusco ha crecido una barbaridad porque su población se ha duplicado en poco tiempo. Hoy ya no hay cerro alrededor que no esté poblado.
Qué grato es estar en sus calles empinadas y llenas de gente nativa y extranjeros. Pareciera que hay más de afuera que los de allí. Es que el turismo ha crecido considerablemente. Hay Hoteles lujosísimos, medianos, normales, hostales y hospedajes de todo precio. Todo gira para dar un buen servicio al turista.
Cada vez que viajo al interior lo primero que hago es visitar el mercado central. Es que allí se ve las distintas facetas del lugar.
Su comida, su gente, su naturaleza. En ese lugar encuentras lo real de un pueblo. Fui al mercado de San Pedro y me compenetré con el lugar. Hay las vivanderas que venden caldo de gallina con la particularidad que la gallina la ponen entera a hervir y luego la sacan para cortarla de acuerdo al pedido del cliente. Encontré la gelatina de pata de vaca que hacía años que no la tomaba.
Creo que la última vez fue en Huancayo en 1999. Es deliciosa y llena de colágeno (de repente por eso subí y baje las ruinas sin problemas en mis rodillas ¡ja, ja!). 

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Luego tomé un  micro de transporte público para ir a Mariscal Gamarra y termine en Saylla. Qué bárbaro. Todo está poblado y ya no notas el límite entre San Sebastian, San Jerónimo y la misma Saylla. Qué bien por el progreso cusqueño. Hay construcciones por doquier y restaurantes de buena comida donde sobresalen los ricos chicharrones y el adobo.
Recorrí la cuesta de la amargura y me acordé las veces que el flaco de mi hermano Mariano tenia que subirla embalado porque mi padre lo llevaba hasta alli cuando el carro lo dejaba. O la normal de Santa Rosa donde estudié un año cuando tenía tres de edad y me recogía tía Luquina que estudiaba allí y me llevaba a la calle Márquez donde vivíamos con mis padres. Apropósito: volví a visitar esa casona, que sigue igual, y tomé algunas vistas. Es que con mis padres siempre hablábamos de esos lugares que se nos quedaron en la memoria emocional de nuestros primeros años de familia. Puede pasar mucho tiempo pero es enriquecedor para el espíritu. Después de estar otro día recorriendo las diversas calles llenándome el espíritu de calor, energía y realidad, partí a Machu Picchu.

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Me sorprendí y emocioné de cómo los turistas se asombran por los bellos paisaje y altas montañas. Uno de ellos comentaba que no solo es espectacular las ruinas a visitar sino el paisaje que cambia de la sierra a la selva en un mismo trayecto. Realmente lo viví como la primera vez. Ver el cielo azul a través del coche del tren, ver los abismos, el rio, lo verde y rocoso de los cerros. ¡Ya no ya!
Llegamos a Aguas Calientes y otra sorpresa: está el triple en expansión desde la última vez que lo visité. Todo hecho de ladrillo y concreto. Calles asfaltadas y llena de hoteles, restaurantes y locales turísticos. ¡Uff…! me canse un tanto al llegar al hotel pero contento por los momentos vividos. En la tarde me fui a los baños termales y me quedé metido en la deliciosa agua caliente por más de una hora hasta que vi mis dedos arrugados y me acorde de mi hijo Pepe que su vicio era estar metido en la tina hasta que todo el era una arruga. Una vez de pequeño estaba sentado al lado de mi abuelita y al verle sus manos le preguntó: abuelita tu paras metida mucho tiempo en el agua, ¿no?
Al día siguiente tomé el bus a las 6.30 y nuevamente me llené de energía y asombro al ver el panorama único que se ve conforme vas subiendo. A veces algunas personas opinan que porqué no se moderniza y se pone un telesférico u otro aparato moderno de subida. No sería igual, Se le quitaría la magia de la subida y la sensación de estar en una aventura única.
Como siempre un ¡Oh¡ silencioso sale del espíritu de cada uno de los que vamos entrando al santuario, maravilla del mundo y es nuestra. Qué lindo verlo lleno de luz y energía. Es incomparable y se vive esas emociones solo estando allí.
Como iba cargado con mi trípode y cámaras dudé en subir a la montaña pero al ver a ancianos con sobrepeso, con muletas, bastones dije: ¡vamos! y comenzamos a subir el camino que conduce a la Puerta del Sol. A medio camino hay unos andenes desde donde la vista se nos nubla de emoción por la hermosa vista que desde allí se ve. Una cosa es verla en foto de la postal conocida en el mundo y otra es estar allí sentarse, disfrutar del momento.
Alli comencé a tomarme las fotos con nuestra casaca emblemática (regalo de Pedro Caballero), con nuestros polos donde figura nuestro escudo de la XIX Promoción del Colegio Militar Leoncio Prado. Realmente fue muy emocionante para mi recordar a mis hermanos de este largo camino de vida. Los sentí allí en cada palpitar de nuestro recio corazón, digo recio porque aguantó muy bien las subidas y bajadas)

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Me quede dos horas a mis anchas allí y veía a los lejos el Intihuatana. Pensé en mamá Vicky y me aventé a estar allí nuevamente. La bajada te pone algo tembleque pero lo hice. Con calma y sin apuro recorrí toda la ciudadela. Solo sentí la perdida de mis lentes por tercera vez (las dos anteriores allí mismo los encontré). Satisfecho de un sueño cumplido por haberme tomado solo las fotos con el fondo de la ciudadela comencé a bajar y me dolió seguir. Quería quedarme allí indefinidamente. Es una sensación extraña y vigorosa a la vez.
Lo lindo era que los turistas veian el condor de la XIX en mi pecho y me preguntaban y les contestaba: ¡condorcucha XIX pe¡ y algunos se reian porque entendian y otros les quedará la duda para siempre. Es que solo nosotros nos entendemos
El viaje de retorno normal, tranquilo. Ahora los trenes ejecutivos te ponen música, y te dan un refrigerio. El servicio es bueno y hay trenes todo el día porque la afluencia es enorme. Para el cusqueño el costo es distinto y la entrada a las ruinas es gratuita.
Eso es bueno. El nacional tiene una tarifa de 160 dólares ida y vuelta. Hay otro tren mucho más económico. La entrada al santuario esta en 80 soles y el bus 50 soles.
Salimos a las 4 de la tarde y llegamos casi a las 8.30, es que cruzamos como tres veces a otros trenes y debíamos esperarlos para pasar.
Llegué al hotel con una sensación distinta. Feliz de haber logrado mi objetivo y no sentí para nada el cansancio.
Al día siguiente y a manera de relajarme me fui a comprar un par de lentes con medida para leer y me embarque en un mirabús para recorrer el Cusco e ir a Sacsahuaman lugar que conozco bien por que vivía en sus faldas y cuando era muchacho subíamos cada vez que queríamos.

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Hacía un hermoso día y el cielo era espectacular. Azul intenso, floreado por las nubes blanquísimas que adoptaban diversas formas y que hacían de él una pintura. Lo recorrí con paciencia, tomándome las fotos con calma y tomando a quien me lo solicitara. Es que a veces uno se queda con una sensación media rara cuando no sales en ellas. Nunca pensé en eso porque muchas veces he tomado fotos sin salir pero este viaje fue para plasmarme en ellas y en los sitios más maravillosos e incomparables.
Gracias a la vida  por esta nueva oportunidad. Sé que habrán más
Pepelucho


COMO SIEMPRE: UN REENCUENTRO INOLVIDABLE



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José Luis Villavicencio XIX CMLP

Cada reencuentro es único y diferente…
Mi promo, la XIX, como todos los años, recibe el pedido de nuestro hermano Marco Medina de Tacna para que los que deseen viajen allá y desfilen el 28. Ya varios años ha sido así y de acuerdo a las crónicas de los que van, se sienten unas emociones de tremenda peruanidad.
Ya que no pude ir por diversas razones el día anterior arreglé toda mi vestimenta y mis cámaras para filmar, como el año pasado todo el desfile. (ahora me olvido algunas cosas como cámaras en los viajes uff… Hoy me olvide la cristina) Es una emoción tremenda hacerlo. Me extasía y excita jajaja! Es que al ver pasar a las distintas generaciones se tienen sensaciones diversas.
Debido a la restricción vehicular no alquilamos el micro parrandero y tuvimos que ir cada uno independientemente. Subí a mi micro y enrumbé al colegio. En la Av. Del ejercito subieron ¡eran hermanos de la II promoción¡ Se sentaron tranquilos y comentaban si verían a tal o cual hermano. Uno de ellos le dice: “no te duermas, que si no nos pasamos hasta el Callao”. “De repente si es así nos comemos unos chicharrones en el chinito…” Qué alegría saber que el buen humor y la hermandad dura tanto así, para siempre… Gustavo Galvez Tafur, que es uno de ellos, se sentó al lado de otro hermano de la V que venía con todos sus pertrechos.

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Después, subió un hermano de la XXIII. Cada uno venía con su indumentaria protocolar y de acuerdo a su promo. Los demás pasajeros nos miraban con curiosidad y sorpresa. Entendí que se preguntarían: Qué importante debe ser para sus vidas venir desde tan lejos en micro y bien vestidos para su Reencuentro.
Me quedé viéndolos y me entro una emoción grande. Es que el reencuentro es así. Vas, estés como estés y como sea, pero debes llegar para estar con tus hermanos y desfilar para que tu corazón gastado o pujante se acelere cada vez más.
Le dije al chofer del micro que nos deje en la puerta anexa de la Av. La paz y el sonrió al ver a veteranos enfundados con sus cristinas y ternos especiales y dijo: claro, ¡como no! ¿Son Leonciopradinos? “Así es” -les contestamos.
Es que ser leonciopradino ya es ser especial. No en vano hemos hecho historia con nuestra hermandad que se trasmite en cada acto. Al bajar cada hermano ayuda al otro. Qué linda sensación en unos pocos minutos, y en un sencillo modo de viajar.
Nos tomamos una foto y nos despedimos. 

07reenVeía ingresar a distintos hermanos, algunos pujantes por su juventud y algunos con dificultad por el peso de los años pero en sus ojos trasmitían anhelo y satisfacción de estar allí. Inclusive nuestro ilustre e inolvidable profesor don Julio Blacks, no se pierde un reencuentro porque para él es vital recibir el cariño de sus alumnos de casi 50 promociones. Fue muy ovacionado cuando lo vimos.

Este año se noto mucho orden y Un buen programa que se cumplió al mínimo.

La ceremonia se inició con nuestro himno patrio y seguidamente el Gral Miyashiro, de la XXV, pasó revista.
Luego vinieron los intercambios de escolta entre la XXI Y XXII que se hizo al igual que el año pasado a diferencia de las promociones bodas de plata en la que ambas escoltas desfilaron al unísono de manera perfecta y se encontraron en armonía sin perder la marcialidad para realizar el intercambio de estandartes.
Me emocionó mucho ver al abanderado de la promoción Bodas de Plata que es Ricardo Casanova Merino, hijo de nuestro hermano Richi Casanova, que son las promociones que tuvieron como director a César Martínez Uribe Restrepo inolvidable patriota y correcto hermano.

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Seguidamente mi corazón comenzó a palpitar mas fuerte al ver pasar a nuestros ejemplos: los Sres cadetes de la I promoción. Gallardos, organizados, y poniendo energía sacada de su espíritu guerrero que se reflejaban en su paso marcial. Asimismo la segunda donde estaban mis dos compañeritos de viaje y, así, fueron pasando las distintas promociones.

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 Se notó que las promociones estaban muy bien organizadas y correctamente vestidas. Cada una de ellas se lució muy bien. Verlas pasar es un sentimiento enorme porque no importa el tiempo ni la edad, en cada uno se trasluce el sentir común: la emoción de sentirse leonciopradino y revivir por instantes todo ese cúmulo de sensaciones de antaño. Es que, cuando uno pasa al frente de la tribuna se le escarapela el cuerpo porque se rememoran su años de cadete. Incluso la XXI tuvo en D. Zea mostrando desde lo alto su emblema
Da gusto ver a las promociones jóvenes que pasan muy gallardos y bien vestidos, todos modernos con sus cortes de pelo a la moda pero se les nota emocionados y con mucha gallardía.

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Cuando vi a mi promoción XIX, XX Y XXI así como la de XVII y XVIII sentí que estaban con nosotros los que habían partido y sentí al flaco Zumelzu con su saco lleno de pines y al flaco Holguín desfilando en sus bodas de oro con la sonrisa de niño bueno.

No es un reencuentro mas. Es un llenarse de vida, energía y sentir leonciopradino.

Un abrazo a cada uno de Uds.

Pepelucho


jueves, 16 de julio de 2020

NUESTRO QUERIDO DON ELOY ARRIOLA S


(UNA NOTA LLEGADA DE CHICLAYO)

El director Eloy Arriola Senisse., querido por sus alumnos. El famoso"Loco Arriola ". Era lo máximo

Caminaba por los pabellones entrando a los salones donde faltaba un profe y dictaba la clase.

ARTÍFICE DEL INIGUALABLE SENTIMIENTO A NUESTRO GLORIOSO COLEGIO NACIONAL SAN JOSÉ

Cuando mĺ "SANJO" jugaba en el ELÍAS AGUIRRE y le ganábamos al Pardo o al Federico V illarreal era al día siguiente asueto pa todos los alumnos. A ese querido loco lo amábamos.


Así era el GRAN QUERIDO Y SIEMPRE RECORDADO LOCO ARRIOLA

Se ponía la GLORIOSA GRANATE Y ERA EL HINCHA NÚMERO UNO

NUESTROS ETERNOS RESPETOS A NUESTRO MAESTRO