miércoles, 28 de octubre de 2020

LA ENCUESTA SOBRE EL PRESIDENTE VIZCARRA

 


LA ENCUESTA SOBRE EL PRESIDENTE VIZCARRA

Por :Qhari Alvarado


La popularidad del presidente Vizcarra es de lejos la mayor de la historia de los Presidentes peruanos. 

La explicación, sin embargo, no radica tanto en sus dotes personales como en aspectos circunstanciales.

Recordemos primero que la "democracia" es un concepto y que su aplicación práctica en los Estados contemporáneos tiene 2 vertientes:

1. Democracia directa (plebiscitaria; tú decides)

2. Democracia representativa (vía parlamento o congreso). O sea, tu representante habla por ti.


Muchas veces lo olvidamos pero el sistema que nos rige -como a la mayoría de países occidentales- se llama "Democracia Representativa". Es decir, no es "democracia", a secas, sino  "democracia representativa". 

¿Por qué es tan importante recalcarlo?

Porque, justamente, lo que no funciona en el Perú es el sistema representativo (o sea los partidos, los políticos, las autoridades). Este quinquenio ha demostrado por demás que, estructuralmente, ellos sólo se representan a sí mismos y a sus financistas. Su desconexión es TOTAL.

De ahí que nuestra historia sea una larga lista de promesas incumplidas y demandas sociales postergadas. El mensaje pasa de la población a sus representantes pero se queda estancado ahí y nunca regresa a la población bajo forma de políticas públicas.

De ahí también, la gravedad del diagnóstico actual: carente de toda representatividad, la democracia peruana está rota, capturada, no funciona. Es una semilla que sembramos cada 5 años y que no da ningún fruto. Una bomba de tiempo.

De ahí también que la Reforma Política sea, en mi humilde opinión, la Madre de todas las reformas

Pero bueno ¿qué tiene que ver esto con la popularidad de Vizcarra?

Bueno, pues que justamente en ese contexto de profundo descrédito de la clase política (crisis de representatividad) aparece de pronto un gobernante que simboliza lo opuesto: un hombre sin partido, ni historia, ni convivencia con las viejas argollas políticas. El outsider perfecto

Eso no es todo. Vizcarra es, además, un Presidente provinciano en un país gobernado férrea y obstinadamente por Lima. En el interior del país eso cuenta y mucho 

Para coronar el conjunto, el hecho de no formar parte del establishment político le atrae la furia de este último que lo ataca desde el Congreso y la TV lo que no hace sino consolidar su imagen de "hombre ajeno a la desacreditada clase política" y que, además, se enfrenta a ella.

Nótese la contradicción: 

Su debilidad operativa (sin partido, sin bancada, sin contactos) es su fortaleza política (imagen de "distinto a los demás")

Nótese también que los elementos hasta aquí descritos -y que le valen alta aprobación- no tienen que ver con talento alguno de su parte sino con características circunstanciales como su lugar de nacimiento, el no formar parte del establishment o la crisis de representatividad.

Pero es ahí donde entra en juego el otro elemento CLAVE de su popularidad: cómo ha utilizado ese poder

Y es que, forzado por las circunstancias, Vizcarra no tuvo más remedio, para mantenerse vivo, que apoyarse en la opinión pública y complacer ciertas demandas populares, lo que se tradujo en reformas como la política o la de justicia que tanto reclamaba la población en su momento.

Dicho de otro modo, Vizcarra no tuvo otra alternativa que gobernar saltándose a la clase política e introduciendo de facto una dosis de Democracia Directa (el referéndum siendo uno de los momentos más emblemáticos de este ).

Se saltó también a grupos de presión. En un país capturado por la guerra entre una derecha salvaje y una izquierda anacrónica, Vizcarra se encontró con un boulevard centrista enorme, libre de competencia y de alto rédito político. Le bastó con aplicar moderación y responsabilidad

Y ¿cómo reacciona la población cuando siente que -por fin!- la escuchan y atienden sus demandas? Pues con satisfacción. Y eso se traduce en las encuestas.

Ojo: una cosa es atender las demandas con reformas de fondo (aunque imperfectas) y otra muy distinta querer repartir millones a toda costa como pretende el actual Congreso. La diferencia entre ser popular y ser populista es clarísima.

En fin, sumemos a estas razones de tipo circunstancial (hombre sin partido ni bancada) y estructural (crisis de representatividad) algunas ventajas personales que lo ayudan (comunicación sencilla, modales democráticos, su ausencia de agresividad) y listo. Popularidad garantizada.

Ahora bien, este análisis no es en absoluto una apología de la democracia directa. Todo lo contrario: es una denuncia de que sin un sistema representativo eficiente, no podemos llamar 'democracia real' a nuestro actual sistema. Por eso urge restablecer la representatividad.

Tampoco es una negación de ciertas virtudes de Vizcarra que, más allá de aspectos estructurales y circunstanciales,  ha demostrado ser un demócrata. ¿Cómo hubiera utilizado otro presidente el gran poder que brinda la sed de representación? El último cerró el Congreso con tanques.

Tampoco es, por último, una oda al Presidente que, más allá de indiscutibles logros (principalmente en la lucha anticorrupción), ha cometido errores importantes como por ejemplo durante la gestión de la pandemia (seguimos sin rastreo de contactos!).

Pero aún con esos errores, y aún con las serias acusaciones de corrupción que día a día le sacan los medios, Vizcarra sigue manteniendo una imagen de persona "bienintencionada". Y eso, los peruanos, tantas veces traicionados, lo saben valorar. 


FIN.