lunes, 12 de mayo de 2025

HOMENAJE A JUAN CARLOS BARREDA

 HOMENAJE A JUAN CARLOS BARREDA por Luis Ludeña

Querido Juan Carlos;
Hay noticias que te entristecen más allá del alma; te abren surcos profundos de pena y cuando llegan de súbito, nos traen mediante el relámpago de la nostalgia, los bellos recuerdos de tu vivir en la magnamidad de tu nobleza, que siempre supiste manejar al mejor estilo de la sencillez y la diplomacia, como buen músico que inducias a la ternura a dejar los laberintos ocultos de cualquier ser andante en la tierra.
Así eras Juan Carlos, de una modesta sencillez grandilocuente, como hermano leonciopradino de la siempre gloriosa y amada XIX, el tiempo lo transformaste en tu música y así lo calculabas y medías, en esas partituras transformadas en melodías que nos enternecían en nuestra juventud y que llegaron hasta la madurez en el cocodrilo verde.
Ahora quiero recordarme, e insisto, cuando después de muchos años de haber salido del colegio, nos encontramos un día en el Banco de la Vivienda, donde llegaste a trabajar y nos abrazamos como si hubiera sido ayer la última vez que nos habíamos visto, como dicen los poetas y para festejarlo nos fuimos al Casino de Miraflores y después a tu casa, qué hermosos tiempos Juan Carlos de vivencias y satisfacciones personales en el devenir de la vida.
Para los hermanos que no te conocieron en la dimensión oculta de tu ser bonhomónico, y de tu alma culta; no ha partido cualquiera, es alguien especial. Ya en sus formas se deben dar cuenta; no es el caso del que quiere estar sólo; estoy seguro que lo hiciste para no preocupar a tus hermanos leonciopradinos; no nos diste la oportunidad de compartir esos momentos de preocupaciones y de tempestades que todos pasaremos y muchos anhelamos pasarlos en compañía de los que más amamos, la familia; para sentirnos protegidos en esos momentos de debilidades; hasta en esos pequeños detalles de la vida nos diste ejemplo de valentía y sencillez.
También quiero recordarme cuando te visitaba en tu tienda de arte, sobre todo pinturas en el mall del Polo; y conversábamos sobre tu música y las actividades que tenías programadas, y te emocionabas como un jovenzuelo de lo que ya te imaginabas estarías tocando el martes programado.
Pero ahora querido Juan Carlos, que te encuentras en tu viaje interestelar del universo, quizás buscando un escenario para tocar tu guitarra, en la luz incandescente de la infinidad galáctica, me invade la tristeza; de no haber podido despedirme, de un extraordinario amigo que mediante el silencio construyó su grandeza espiritual para compartirlos con sus amigos.
Ha llegado el momento de despedirnos Juan, entre el miedo y el pavor que me da la tristeza; de enfrentarme a la justicia divina de almas y corazones; por eso querido hermano, hoy he parado el Mundo y me bajé, porque es el momento del agradecimiento; gracias Juan, muchas gracias por tus actitudes de hermano leonciopradino, cuando más los necesité; un fuerte abrazo en la eternidad.
Lucho


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