
ALFREDO DEZA FULLER
Era una noche fría y a lo lejos se escuchaba la canción“Adiós Muchachos”, interpretada por Carlitos Gardel, el morocho del abasto. Alfredo Deza, Roberto Abugattás y Oscar Canqui, se encontraban en la Villa Olímpica de los
Juegos Sudamericanos de Atletismo, en la ciudad de Buenos Aires – Argentina.
El hecho de estar internados, compartiendo una cuadra, tan igual que aquellas del querido Colegio Militar Leoncio Prado, los hacía sentir esa triste, pero a la vez agradable nostalgia del viejo cuartel, que los albergó durante tres inolvidables años de vida escolar y militar.
“Adiós muchachos, qué recuerdos más grandes Dios mío, fue un triste adiós aquel inolvidable día en que nos despedimos de nuestra querida alma mater.
Cómo me acuerdo del ojiverde Jorge O´Hara, siempre fregando la pita, de mis compañeros Enrique Becerra, Jorge Marusic, grandes guerreros en las pistas atléticas. Oh, Dios mío, para ellos y mi promoción, dame la oportunidad de
ganar, de ser orgullo para mi Dieciséis, del CMLP”. Se decía y rogaba a Dios, nuestro querido Alfredo Deza.
Juegos Sudamericanos de Atletismo, en la ciudad de Buenos Aires – Argentina.
El hecho de estar internados, compartiendo una cuadra, tan igual que aquellas del querido Colegio Militar Leoncio Prado, los hacía sentir esa triste, pero a la vez agradable nostalgia del viejo cuartel, que los albergó durante tres inolvidables años de vida escolar y militar.
“Adiós muchachos, qué recuerdos más grandes Dios mío, fue un triste adiós aquel inolvidable día en que nos despedimos de nuestra querida alma mater.
Cómo me acuerdo del ojiverde Jorge O´Hara, siempre fregando la pita, de mis compañeros Enrique Becerra, Jorge Marusic, grandes guerreros en las pistas atléticas. Oh, Dios mío, para ellos y mi promoción, dame la oportunidad de
ganar, de ser orgullo para mi Dieciséis, del CMLP”. Se decía y rogaba a Dios, nuestro querido Alfredo Deza.

Roberto Abugattás, Alfredo Deza y Oscar Canqui, campeones sudamericanos
Se me vuelven a cerrar los ojos y vuelvo además a sentir el dolor de los músculos, los dedos de pies y manos se me doblan y no puedo enderezarlos, quiero pararme y no puedo. Ya son los años, ya no tengo la misma habilidad de escribir, pero no puedo dormir. Había visto en el colegio secundario de aquí de Junín, cómo los escolares disputaban las pruebas atléticas y felices al llegar a la meta, corriendo con el cintillo adherido al pecho, que los hacía ganadores, completamente orgullosos a pesar de las carencias que existen aquí en la puna de mi querido Perú.

Alfredo Deza portando el pabellón nacional en el sudamericano
en Buenos Aires en que se consagró campeón sudamericano en 110 m con vallas
Siento alivio momentáneo y tomo nuevamente la máquina moderna y doy rienda suelta a mis dulces recuerdos. La mañana era alumbrada por un sol radiante que alegraba a los competidores. Oscar y Roberto participaban en salto alto y Alfredo Deza Fuller, buscaría que obtener la medalla de oro en 110 metros con vallas. Alfredo, había tenido el honor de ser el abanderado de la delegación peruana, como si Dios, hubiese querido que de antemano ya sienta que el triunfo, que el orgullo de ser campeón sudamericano, se le anunciara desde el inicio de las competencias sudamericanas. Los años sesenta fueron los años de gloria del atletismo peruano y los leonciopradinos eran los atletas más representativos del Perú.
Los aplausos y vítores se escuchaban a la distancia del pequeño grupo de peruanos que asistían a las competencias. El sol quería esconderse, pero no importaba porque una estrella luminosa se había encendido y no dejaría que su aura se apague para el orgullo de los peruanos. Alfredo Deza, se sacaba el buzo rojo y blanco y hacía calistenia en el carril que le había tocado.
Él pensaba y recordaba a sus profesores Siggio y Montero, del Colegio Militar: No, no podía fallarles, ellos le recomendaron que dejara el futbol para que llegara a ser una estrella del atletismo. Y si había tomado esa penosa, para él, decisión, hoy se vería recompensado grandemente. “Dioses del olimpo, no me fallen. Yo seré campeón, hoy día.”
Los aplausos y vítores se escuchaban a la distancia del pequeño grupo de peruanos que asistían a las competencias. El sol quería esconderse, pero no importaba porque una estrella luminosa se había encendido y no dejaría que su aura se apague para el orgullo de los peruanos. Alfredo Deza, se sacaba el buzo rojo y blanco y hacía calistenia en el carril que le había tocado.
Él pensaba y recordaba a sus profesores Siggio y Montero, del Colegio Militar: No, no podía fallarles, ellos le recomendaron que dejara el futbol para que llegara a ser una estrella del atletismo. Y si había tomado esa penosa, para él, decisión, hoy se vería recompensado grandemente. “Dioses del olimpo, no me fallen. Yo seré campeón, hoy día.”

Alfredo Deza Fuller, abnegación y constancia. Campeón Sudamericano

Alfredo ya pertenece a todas las promociones del CMLP, por su permanente búsqueda de hermandad entre todas las promociones, es un ejemplo de amor al deporte y ha sido alto directivo del Comité Olímpico, además tiene ya un libro publicado titulado “Tú mismo Campeón” y es catedrático en la Universidad UPC.
Sus hermanos de promoción, vivimos orgullosos, de aquel cadete delgado, travieso, pero siempre dedicado al deporte y sus estudios. Es uno de los referentes de nuestra hermandad, y es muy apreciado por todas las
promociones del CMLP.
promociones del CMLP.

Alfredo Deza Fuller, conformó la Escolta en 1961 Una de las mejores del CMLP

¡SEGUIREMOS BRILLANDO, SIEMPRE, COMO AZUL HOGUERA!
Rodolfo Mendoza – XVI CMLP
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