Tantas
cosas hacemos y nos pasa en la vida, que unas u otras son tan singulares que por
sí solas nos imprimen individuales y gratos recuerdos, lo mismo que anécdotas
que quedarán grabadas por siempre. Entre estos recuerdos existe una sin igual y grupal
y es cuando cada miércoles a las 13:00 horas y durante siete años en que formaba
parte de nuestra agenda personal, fue entre las avenidas Washington y España donde
se ubica el restaurante “La Melchorita" lugar donde nos reuníamos para
almorzar, nos atendía entre otras personas, Rosita Ramírez y la chinita, y
como si estuviera especialmente designado, ocupábamos
la mesa N. 19. El grupo nunca pasó de cuatro: Alberto Valenzuela, José
Villavicencio, Hugo Castro y Ricardo González, pero con motivo del
fallecimiento de Hugo, fue Ricardo Castro quien se unió al grupo hasta la fecha,
por su carácter, objetivos promocionales y especial dedicación durante la
campaña y trabajo en nuestras Bodas de Oro.
En
innumerables ocasiones tuvimos invitados especiales, ¿quiénes eran? … nuestros propios
hermanos promocionales calculando no menos de veinte, que por diversos motivos acordábamos
compartir nuestro almuerzo y que se dieron momentos muy especiales mediante felices
charlas y compañía. Continuamente Pepelucho las publicaba con fotografías en el
correo electrónico y en “El Imaginaria”, usado mayormente en esos años en que actualmente
ha sido reemplazado por el celular, despertaba curiosidad ya que eran cerradas,
y no por egoísmos, sino por tener entre los cuatro, ideas y metas similares En estas reuniones se
prepararon y programaron muchos planes de trabajo que luego fueron aplicadas,
entre ellas el nombramiento de la directiva “Bodas de Oro”.
Una vez
que Pepelucho se jubiló de la ONP, motivo por el cual nuestras reuniones eran en
“La Melchorita” por la cercanía a su trabajo y en especial por su horario,
tuvimos que abandonar nuestra rutina, pero conservando aquel patrimonio amical
con frondosas raíces.
Es por
ello que encontramos la forma de continuidad, en la fecha son mensuales y generalmente a mediados de
cada mes, por lo pronto las hemos realizado en nuestro fortín “El Lomito” pero
hemos conversado hacerlas también en cualquier otro lugar, nuestras charlas continúan,
cada quien cuenta lo suyo, siempre
interesantes y de nunca acabar, no dejamos de reír y de bromear entre nosotros,
nos sentimos felices hablando de las metas alcanzadas por nuestros hijos, hechos
que nos han ocurrido a través de los años , pero ya no como programar proyectos para la promoción, ya que los tres años de arduo trabajo
quedaron en el pasado y cuyo último e importante labor fue hacer nuestro álbum Bodas
de Oro con 845 páginas, orgullo de la XIX con que no cuentan la mayoría de las
promociones CMLP.
En esta
ocasión del día jueves 12 de diciembre del 2019 en que, al despedirnos, fue motivo
para desearnos una feliz navidad y mejor año nuevo. Ya que estoy comentando brevemente
lo que han representado nuestras reuniones, en esta ocasión recordé y describo
una anécdota que conté.
Cuando
tenía alrededor de unos 8 años, en una ocasión acompañé a mi padre a realizar
el reparto del Yoghourt “Pacha” en que posiblemente me encontraba de vacaciones
escolares, este producto fue el primero que se produjo en el país desde al año
1955, dicho reparto lo realizaba los
días martes y viernes, y entre los lugares donde lo colocaba, se hallaba una bodega situada en una esquina en
la Av. 2 de mayo en San Isidro, era
atendida por Erasmo Wong, amigo de mi padre, amistad que nació cuando fue gerente de ventas de la firma
Gildemeister y trataba con muchos comerciantes chinos de la zona del Mercado
Central, incluso tengo una fotografía en que el único con ojos redondos era mi
padre. Al parecer siempre bajaba del carro y acostumbraba a saludar y conversar
brevemente con su amigo y en esta ocasión lo acompañé, al saber que era su
hijo, tomó un banco, abrió unas puertas con vidrios tal como eran las bodegas
antiguas y bajo un juego de monopolio y me lo obsequió, aquel juego a la fecha lo
conservo completo.
Cada
quien contó episodios ocurridos, y será cada quien que los pueda describir.
rhgc
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