domingo, 21 de mayo de 2017

Alberto Terry, II CMLP: Estrella del fútbol


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Por :Manuel Escalante XVIII
Alberto Terry fue uno de los cracks más rutilantes y carismáticos que ha tenido el fútbol peruano. Desde que apareció con la casaquilla crema, se identificó plenamente con ese equipo que llevaba en el corazón. La hinchada lo idolatraba y seguía como un verdadero ídolo.
El “Gringo” asomó en la primera división en 1948. Su pinta de galán de cine, con su bigote recortado y su cabellera rubia, adornada por un jopo, lo ubicaron como una figura estelar. Muchacho criollo y pendenciero. Esos atributos lo convirtieron en un verdadero imán para atraer a gran cantidad de dams a las tribunas. Todas y todos querían ver en acción y admirar a la “Saeta rubia”.
Cuando el venerable “Lolo” Fernández comenzó a pensar en el adiós de los campos, fue “Toto” Terry quien lo remplazó en el alma apasionada de la hinchada. Esos seguidores deliraban con las cosas que hacía el gringo en el gramado. Rápido, inteligente y hábil. Alguien dijo una vez con muy buen criterio: Terry es un gringo nacido en Miraflores que juega con alma de negro victoriano”.
En 1953 el gran “Cañonero” se retiró definitivamente y es cuando “Toto” se quedó como el único emblema crema. Se había convertido en la figura de ese club con el que había soñado jugar desde niño en su querido barrio miraflorino.
El juego de Terry era dulce y talentoso. Hacía las jugadas con tanta destreza, que embrujaba a los aficinados, así fueran del bando contrario. En 1949 comienza su alza. Ese año la gente se deleitó con su juego en la temporada internacional de verano, donde fue refuerzo obligado en todos los equipos locales frente alos extranjeros. Vinieron a jugar los más notables elencos brasileños y argentinos y la figura de “Toto” era bolo puesto en cada partido.
Le llegaron ofertas, del Boca y Fluminense. La respuesta del “Gringo” fue siempre: ” A mí de Lima nadie me mueve…. si Lima es más bella que París”. Nisiquiera otra oferta del Lazio de Italia lo pudo convencer. Nadie podía imaginarse que “Toto” podría dejar algún día la crema.
En 1955 aparece Sporting Tabaco en nuestro medio, como un club poderoso. No hubo barrera que pudiera detenerlo en conseguir a los mejores jugadores locales y hacer contrataciones extranjeras del más alto nivel. En 1959, Terry fue llamado a la selección para el Sudamericano de Buenos Aires por Don Jorge Orth y de regreso a Lima comenzaron a gestarse las maniobras rimenses para llevárselo a sus filas. “Toto” quería seguir con la crema, pero la situación económica era crítica. Le debían a todo el plantel y tenían que afrontar la renovación de su máxima figura.
En el verano de 1960 se concretó el pase más sonado de nuestro fútbol. Muchos hinchas cremas nopodían resignarse a perder a su gran figura. Hasta ahora todavía es motivo de controversia en cualquier reunión de mayores cuando entra al debate ese pase de Terry al Cristal.
Si bien el “Gringo” ganó en plata, perdió en popularidad. Porque la hinchada crema nunca le perdonó el haber cambiado de casaquilla. Esos antiguos seguidores que antes deliraban con sus jugadas y genialidades, se encargaron de hundirlo con sus silbidos.
El pase de Terry por el Rímac fue fugaz. Duró solamente un año. A fines de 1961 optó por retirarse. Alguna vez con algo de nostalgia y arrepentimiento, confesó con el corazón en la mano: “Si yo hubiera seguido en la “U” podía haber jugado fácil unos tres años más… porque sentía el calor de la tribuna. Con Cristal, fue distinto…”.
Alberto Terry falleció el 5 de febrero, poco antes de cumplir 76 años, víctima de un cáncer al pulmón.
Anécdotas y recuerdos:
* En 1950 vino a jugar a Lima el Flamengo, Terry reforzaba a todos los equipos peruanos en la temporada internacional y esa continuidad hizo que aprendiera de memoria las palabras claves de los brasileños. Una de ellas era la que le decía el zaguero Lafayette al arquero Castilho, para que le entregara el esférico en corto: “Vai, vai, vai…”. En una jugada de presión, un disparo puso en aprietos a Castilho que logró atajarlo. Fue entonces que Terry se avivó y gritó: “Vai, vai, vai…”, simulando la voz de Lafayette, el golero “entró al cuento” y le entregó la pelota inocentemente. El “Gringo” la paró y su disparo salió besando el parante ante la sorpresa de los brasileños, quienes habían pecado de ingenuos.
* Luego que Terry dejó el fútbol, entro a trabajar como comentarista deportivo y se reencontró con el arquero Gilmar, campeón mundial con Brasil, al que había enfrentado en la Eliminatoria de 1957 para el mundial de Suecia. Luego de los calurosos abrazos y saludos, Gilmar le preguntó:
– Terry, ¿voce se acuerda ese partido que jugamos en 1957 en Lima?
– Claro… ese día empatamos 1-1 y recuerdo que yo te hice el gol…
– Sí, ¿y voce no sabes por qué me hiciste ese gol? Bueno, todo porque yo no comprendía el castellano. Fue una jugada muy rápida. Tú venías con la pelota por el lado izquierdo, y ese palo yo lo tenía bien cubierto. De pronto escuché que le gritaste a un compañero ¿cómo se llamaba? Sí, Rivera… “toma Rivera” y amagaste como que le ibas a dar el pase. Yo moví el pie izquierdo para estar alerta y tú me clavaste la pelota, juntito al palo…
En ese momento, “Toto” soltó una carcajada y volvió a abrazar al correcto arquero brasileño.
– Seguro que si no sabías castellano, no movías la pierna… ¡pero te clavé la pelota justo por la “ratonera”! No cabía dudas, Terry las sabía todas.
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