domingo, 14 de julio de 2019

VIAJE A ABANCAY


 Así como jugando un día mi madre me dice: Cómo quisiera viajar a Abancay, la tierra que nos vió nacer. Hace tiempo que no viajo y quisiera estar la ciudad y el campo. Lo dijo con una ilusión de quinceañera y ante esa mirada tierna y ansiosa que hijo podía dejar de aprovechar esa ocasión de estar al lado de su madre mas tiempo del debido y le dije vamos¡¡¡¡ Ella no lo podía creer, así que se hizo su chequeo cardiaco y listo ,a comprar los pasajes.


Debíamos ir por tierra para acordarnos de las curvas y el paisaje que habíamos conocido desde hace mas de 50 años, en el que un viaje igual duraba dos noches y tres días y era una aventura porque la carretera era afirmada y mucho mas larga. Cuando llovía  uff¡¡¡ no se podía avanzar y podías quedarte atracado dias  . Nos acomodamos en el CIVA , donde se leía en todo sitio Miguel II vive en alusión al presidente de la empresa recién fallecido y que fuera de la XIX promoción del CMLP 


Parecía ayer cuando una y otra vez viajamos a lo largo de nuestro Perú por motivos de cambio de localidad cuando cambiaban a mi padre. Comentábamos que antes cuando uno se asomaba por la ventanilla del ómnibus veía pasar a los postes del telégrafo y hoy por la velocidad y las comodidades modernas del transporte ya no veías las ventanillas sino las películas que dan durante el viaje.

Conversábamos acerca de la altura que debíamos pasar por Puquio y Pampa Galeras cuando llegamos a Nazca lugar del cruce de la carretera con la que va a la sierra. Ahora esta super asfaltada y es ancha , tanto es que los ómnibus desarrollan buena velocidad aun en las curvas. Poco a poco fuimos subiendo en un interminable sinfín de curvas amplias y cerradas. Alcanzamos la cumbre para ver la noche llena de estrellas que ahora se veían de mayor tamaño. Ella se había quedado dormida y me permitió contemplarla a mi gusto . Creo que nunca había tenido la oportunidad de hacerlo así. La anterior ocasión fue cuando enfermó, pero ahora la veía sana y fuerte y al hacerlo se me reflejaba la película de su vida y la mía. Cuantas cosas aprendí de ella. Cuanto recibí, cuantas horas se desvelo por sus hijos y familia. Cuánto debió soportar para que nosotros saliéramos adelante y cuánto debía sobreponerse al dolor de ver a sus hija y nieta postradas a raíz de su accidente y también vi su rostro de felicidad por cada logro de sus hijos y nietos. Cuando estaba así y estábamos arriba se despertó y al toque se asomo por la ventanilla y vio las luces bien abajo y me dijo;. estamos en la cumbre y al notarla un poco coloradita le pregunte si se sentía bien. muy bien me contestó. No le había pasado nada en la altura. Fuimos bajando poco hasta llegar a Chalhuanca pasando antes por Pampa Galeras. Chalhuanca es un pueblo que ahora tiene sus calles asfaltadas y tiene casas de dos pisos y sus tiendas comerciales que le dan un buen movimiento. Nos trajo muchos recuerdos porque de pequeño viajábamos en algunas ocasiones a esa localidad con mi padre acompañándolo cuando debía ir a trabajar por esa zona. 

Ya de día reconocía los lugares que pasábamos aunque notaba que había cambiado las formas de los pueblos en cuanto a infraestructura peor sus ojitos brillaban de alegría y sus silencios al estar pensando me traducía su  alegría de estar por allí.


Llegamos a Abancay a las dos de la tarde y nos fuimos a un hotel moderno. Al ir avanzando en el carro reconocía todas las calles que en verdad estaban casi igualitas.

Nos cambiamos y nos fuimos a almorzar un plato tipico: tallarines con gallina. Este plato es muy solicitado porque los tallarines son de huevo y la gallina tiene un sabor muy diferente. Acompañamos con rocoto relleno y chicharrones ya noooooo¡¡ que tal atracón pero felizmente nuestro cuerpo resitió. Para bajar el almuerzo comenzamos a caminar y parecía mentira que ella reconocía a las personas o a las que se parecían de su época. Estaba felizzde pisar nuevamente la tierra que la vio nacer. Alli es donde conoció a mi padre y después de un periplo nacional siempre venia cada cierto tiempo y se jaraneaban mucho en los carnavales , haciendo pandillas y comiendo como hambrientos.

Tuvo la oportunidad de visitar el colegio Santa Rosa donde estudió y aunque no lo crean encontró a una de sus profesoras que llegó a ser directora del plantel y que a sus casi noventa años la reconoció. Es que mi madre fue y es muy querida por su generación ; por palomilla, cantante y su sociabilidad.

Asimismo aprovechamos para ir a ver a una tia abuela que se conserva muy bien tanto asi que se tomó sus cervecita y bailo un huaynito. También fuimos con mi tio Tuco Torres Ocampo y su hermana Sarita a pasear por Ccarccatera cuyo camino se eleva hasta casi los tres mil metros y como aun esta en construcción las vistas desde esa altura son impresionantes.


Pocos, pero inolvidables días que pasamos por esa cálida tierra y de la cual no queríamos volver. El cariño de la familia de Ignacio Camacho que nos acompaño con su espíritu, su viuda y sus hijos así como de la tia Dina Echegaray y sus nietos no podremos compensarlos. Gracias a todos ellos por sus atenciones. 


El regreso pareció más rápido pero sin contratiempos. Al llegar nos dimos cuenta que esta inyección de energía y cariño nos durara para siempre. Así es




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