sábado, 29 de abril de 2017

Hasta siempre, Jorge Vega Boggio


http://www.gacetaleonciopradina.com/wp-content/uploads/2017/04/vega1.jpg
Jorge Vega Boggio XIV CMLP
Cada promoción tiene su personaje inolvidable y cada cadete guarda en su corazón 
al que más le impresionó y aprendió de él en toda su vida
http://www.gacetaleonciopradina.com/wp-content/uploads/2017/04/vega2.jpg
La mañana era gris y, sin embargo, para nosotros, los nuevos integrantes de una nueva promoción, todo era brillante, hermoso y un día especial, porque era nuestra incorporación al colegio que tanto habíamos soñado ingresar. El concurso de admisión fue exigente y una gran cantidad – 800 aproximadamente – se habían quedado sin lograr una vacante.
Durante las diversas pruebas que tuvimos que dar no los vimos, en ese día recién pudimos ver a los monitores de cada sección, vestían uniforme beige, corbata y cristina negra, la misma que tenía en la parte delantera un rombo de color celeste que los identificaba como monitores de 3er. Año. Mientras el suboficial nos iba llamando de uno en uno por orden alfabético, nuestro monitor empezaba a dirigirnos, ordenándonos por orden de talla y manteniéndonos en la posición de atención. Fue entonces cuando me tocó situarme en la formación que pude apreciar su persona, Jorge Vega Boggio, de quince años, talla mediana, de un andar que demostraba su porte militar, mirada serena pero penetrante, observaba bien a cada uno de nosotros cuando nos acomodábamos donde él disponía en qué lugar deberíamos situarnos. Mientras los monitores de las demás secciones disponían en voz alta, carajeando, caminando de un lado a otro, él, se paseaba parsimonioso y nos observaba con su mirada serena, la que siempre pudimos ver durante el tiempo que estuvo con nosotros.
– ¡Perros, atención carajo, no se muevan!
Nos mirábamos y sinceramente nos preocupábamos al oír a los monitores cómo ordenaban a sus nuevos subordinados, Jamás escuchamos de nuestro monitor el mismo trato, cuando no estaba bien nuestro accionar fruncía el ceño y aplicaba la papeleta, ese era la forma oficial de su cargo y así lo cumplía. Cuando nos instalamos en la cancha de futbol sección por sección, se paseaba a nuestro alrededor y nos preguntaba nuestro apellido, con el tiempo comprendimos que esa actitud fue para reconocernos hasta cuando estábamos de espaldas. Era el hijo del Coronel Director, quizás por ello su porte militar y también la aplicación de una forma diferente a las tradiciones que él quiso mejorar con un trato estricto pero también respetando nuestras personas. Fue para nuestra promoción un monitor que ha dejado enseñanzas tan humanas que en nuestras vidas nos ha servido para también, como él, recibir no sólo el aprecio sino además respeto y admiración, en las diferentes actividades de nuestras vidas. 
– Hola muchachos ¿cómo les fue con su monitor?
– Pucha, el nuestro es recontra gritón y por cualquier cosita, nos castiga con 30 planchas, de arranque nos ha hecho encerar y lustrar el piso de la cuadra.
– ¡Ja, ja, ja, ja!, el de nosotros nos hace contarle cuentos de Jaimito y le gusta que le cantemos boleros de Julio Jaramillo.
– ¡Claro, esa vaca está templada…¡Ja, ja, ja, ja!,
– Mendoza, tú que eres de la primera ¿cómo les fue?
– Saben Zambitos, nos dijeron que íbamos a ser maltratados, bueno el que nos hagan marchar casi todo el día y la noche, es para que nos convirtamos en buenos cadetes y no es abuso. Quiero contarles que el monitor Jorge Vega, como a ustedes primero, nos enseñó cómo se debe tender nuestras camas, nos hizo presentarnos uno por uno y que le digamos qué profesión queremos seguir, a los que quieren ser militares les dice que aquí aprenderán verdaderamente si esa carrera es su verdadera vocación. Esta mañana antes de salir para almorzar nos hemos quedado admirados, nos tocaba barrer, encerar y sacar brillo a nuestra cuadra y ¿saben qué, Zambitos? Nuestro monitor Vega, sacó su tarro de cera y se puso a encerar su territorio, nos miramos y quedamos anonadados, entonces cada uno hizo lo mismo y comenzamos a encerar, verlo allí de rodillas encerando primero nos dio risa la misma que pudimos contener tapándonos la boca, pero ya cuando tocó sacar brillo pudimos ver su sudor en la frente al igual que nosotros.
– ¡Ja, ja, ja, ja!,, dicen que es hijo del coronel director, qué loco, si debe estar acostumbrado a que todo le hagan ¿cómo es posible?
– Posiblemente sea lo que tú dices, pero eso sí, no tiende su cama, lo hacemos por turno cada noche. 
– Muchachos, yo creo y estoy seguro que busca que aprendamos al igual que él, debe haber tenido un buen monitor con esos principios, quiere cambiar toda las malas y viejas tradiciones que afectan a nuestro colegio, a mí me parece que su viejo le ha recomendado bien que sea un ejemplo.
– Yo, no sé qué decir pero veo en nuestros monitores mucha vehemencia por demostrar carácter fuerte, diciendo lisuras y castigándonos con planchas y canguros, pero tienen momentos en que nos hablan de sus experiencias y nos enseñan hasta cómo debemos caminar cuando salgamos con los uniformes de gala.
El pito hizo que volviéramos a la rutina de siempre, dejamos el balcón que se encontraba saliendo del aula de la primera sección muy cerca de la peluquería que estaba en el primer piso. Esa conversación fue al comienzo del cumplimiento de nuestro gran sueño, ser lenciopradinos; puedo decir ahora que los monitores de la XIV CMLP tuvieron como meta ser excelentes brigadieres, en mi sección todos tuvieron sus características, pero Jorge Vega Boggio fue todo un “Señor de señores” como lo acaba de calificar uno de mis hermanos de promoción, en todas las secciones en que ocupó ese cargo dejó su mística de buen leonciopradino, no disponiendo únicamente, sino qué además con el ejemplo, con el trato militar pero acompañado de una personalidad digna de admiración, no era magnánimo era justo. Todavía era un niño de 15 años, pero maduro como cadete con tres años de experiencia. En las horas de estudios de las 19:00 hasta las 20: 00 horas, también nos enseñaba con el ejemplo, estudiaba y hacía sus tareas, muchas veces con compañeros de su aula que hacían sus trabajos en equipo. Recuerdo que al cadete movido, indisciplinado, sabía conversarle y le daba oportunidades hasta que aprendiese y si no era así, aplicaba la papeleta y consignación sábado y domingo.
http://www.gacetaleonciopradina.com/wp-content/uploads/2017/04/vega3.jpg
Cuando fue fin de año, nos sorprendió, porque se acercó a nuestras cuadras a despedirse con un fuerte apretón de manos y un abrazo inolvidable, porque sentimos como siempre de él, amor de hermano, que siempre sentiremos por su persona. Derramó sus lágrimas que el suboficial presente quiso increparle, pero no pudo porque vio de nosotros el mismo sentimiento. Cuando llegamos a quinto año, quienes llegaron a monitores, hicieron también una excelente labor, gracias al recuerdo de las enseñanzas que aprendieron de Jorge Vega Boggio. Cuando tuvimos una visita a la Escuela Militar de Chorrillos en el mes de Octubre, al salir pasaba por allí un Jeep Wrangler, su conductor al vernos con el clásico uniforme de caballero cadete del CMLP, paró y tanto él como nosotros fuimos felices al volver a vernos, nos abrazamos y nos hizo el aventón hasta cierto lugar, estudiaba en la UNI y nuevamente no sé por qué sentí congoja, pero a la vez sabía que volvería a verlo.
– Riiiiinng…Sí, aló, diga usted ¿quién habla?
– Sí, sí señora, deseaba hablar con el general Eduardo Vega, soy un cadete del colegio militar, cuando el general era el director y quisiera me ayude a encontrar un trabajo. Este, él y yo coincidíamos en la Plaza de Acho.
– Oh, mire usted joven, mi esposo está retirado y no podría apoyarlo como quisiera, pero en cambio mi hijo está en ITINTEC y quizás podría hacer algo. 
– Mi querida señora, Jorge Vega, su hijo, fue mi monitor de sección en el colegio y se debe acordar de mi persona.
– Mira hijo, a Jorge no le agrada hacer este tipo de favores, él es muy formal, pero no te preocupes, yo le pediré como su madre que te apoye… ¿Está bien? Llámame mañana, después de las ocho de la mañana.
– Dios la bendiga señora, no sabe usted cómo requiero este apoyo, es usted un ángel. Gracias.
Eran años difíciles en el Perú, por falta de dólares americanos, muchas empresas sucumbían y me había acordado del General Eduardo Vega, pero gracias a la mamá de Jorge, mi monitor, pude encontrar una nueva oportunidad y encontré un trabajo. Fueron días interesantes, de aprendizajes y consolidaciones en los diferentes cargos que ocupé. Mi mentor renunció al poco tiempo y ocupó un cargo en Scania del Perú, en el almuerzo de despedida me dijo: “Desde que ingresaste has sido tú el que ha conservado y mejorado el puesto y así será siempre, sólo de tu persona, depende con tu esfuerzo y disciplina, como en el CMLP, que sigas en ITINTEC, suerte”.
La calidad humana del buen monitor del CMLP y excelente profesional, siempre ha destacado, en ITINTEC – ahora INDECOPI – fue, Director de Tecnología y dejó también un gran vacío cuando cambió de trabajo, y hasta hoy lo recuerdan por su gran personalidad y eminente profesional con una visión de mejorar la investigación tecnológica en nuestra patria. En Scania del Perú es reconocido por lo que siempre fue:
“Hoy en la madrugada falleció, uno de los símbolos de Scania del Perú S.A, El Sr. Ing. y Maestro JORGE VEGA BOGGIO. Solo quien le conoció sabrá la gran persona y profesional que fue. Yo personalmente mucho aprendí contigo y le seré siempre muy grato. Mis sinceras condolencias a la familia y Descansa en Paz”.
MarcioTadeuGimenes
18 de abril a las 13:09 • Santo André, São Paulo, Brasil
Hoy, nuevamente tomas el Jeep Wrangler y te alejas de nosotros querido Monitor Jorge Vega Boggio. Sé que surcarás, esta vez, por los cielos en un viaje sin retorno, pero siempre estarás en los más bellos recuerdos de adolescentes qué como tú llegaron a estudiar entusiastas y que se encontraron contigo y aprendieron que la bondad, el amor y la disciplina, siempre debe estar arraigada en nuestros corazones y que la perseverancia nos hará grandes hombres y excelentes profesionales como tú. Dios te recibe en su Gloria y descansa en paz en sus bellos jardines, donde volveremos a encontrarnos… para nunca más separarnos.
http://www.gacetaleonciopradina.com/wp-content/uploads/2017/04/vega4.jpg

¡HASTA SIEMPRE, MONITOR JORGE VEGA BOGGIO!
Rodolfo Mendoza
XVI CMLP

1 comentario:

  1. Qué bonito texto, Rodolfo. Gracias.
    Soy hijo de Tito Vega y es impactante ver los recuerdos que dejó en tanta gente.

    ResponderBorrar