sábado, 22 de abril de 2017

Un acto corrupto del pasado



  Mario F. Arrús (V CMLP)
Transcurría el año 1968, y apareció en los diarios, un aviso llamando para una licitación de 50,000 cajas de leche evaporada, para uno de nuestros Institutos Armados.
Hablé con el gerente de la firma, de la cual era yo el gerente de ventas para presentarnos a la licitación, ya que representábamos a una firma europea que tenía muy buena leche evaporada.
Conseguí un buen precio de nuestra representada y nos presentamos a la mencionada licitación, donde me encontré que postulaban varias firmas y a cargo de la organización estaba un gran amigo mío, oficial de esa rama.
Cuando se abrieron los sobres, finalmente me di con la grata sorpresa de que nosotros éramos los más bajos, con una diferencia del postor siguiente, de un dólar por caja.
En un aparte de la licitación, me acerqué a mi amigo y le dije “Que suerte, nos ganamos la licitación”, a lo cual respondió mi amigo: “Lo siento, no se ganaron nada, porque el coronel tiene orden de darle la licitación al segundo postor” -pero son $50,000 de diferencia, le repliqué… Eso no importa -me dijo- el mes pasado sucedió lo mismo con zapatos, y debimos cumplir la orden.
Bueno, si es así, le respondí, verán la noticia en los periódicos, y nos despedimos.
Al día siguiente recibí la llamada de mi amigo, para invitarme a almorzar ya que tenía algo urgente que decirme.
Durante el almuerzo, me notificó que no hiciera nada, porque en adelante “ningún Instituto Armado, ni entidad del gobierno, te comprará nada”, pero para compensarnos nos comprarían 5,000 cajas.
Yo sabía que existía un general, que formaba parte de una compañía que importaba cajas de leche evaporada, de la marca que quedó segunda.
Al regresar a mi oficina, le participé de los acontecimientos a mi gerente, quien me indicó que no hiciera absolutamente nada, cosa que debí cumplir al pie de la letra.
Para mí, éste hecho, era parte de la corrupción que siempre existió en el país, pero que todo el mundo sabía, sin que nadie pusiera el remedio.
El remedio, siempre fue y sigue siendo, establecer controles que impidan que los mafiosos queden impunes, y tener un poder judicial honrado, con jueces probos.
Miraflores 12 de abril 2017
Mario F. Arrús
V Promoción CMLP

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