sábado, 28 de enero de 2017

¡Los 16 de la DIECISÉIS…!


LOS 16 DE LA DIECISÉIS
“¡Hasta el último hombre!”
Nada en este mundo, para nosotros, se puede comparar a la felicidad que se refleja en los rostros de “Los 16 de la dieciséis” – cuyo apelativo lo trae nuevamente Carlos Arellano – que en esta oportunidad se reúnen para departir una vez más, tan igual a aquellos hermosos tiempos donde jóvenes estudiantes de la secundaria empezaban a despertar en la vida y cuyos sueños a base de esfuerzos y sacrificios se hicieron realidad. Cuando la nostalgia de esos años tan bellos, vividos entre cuatro grandes y viejos muros encerró para siempre un gran sentimiento de hermandad, la de aquellos adolescentes que anhelaron y lograron ingresar al Colegio Militar Leoncio Prado, se unieron con la finalidad de rehacer aquel batallón de cadetes leonciopradinos, cuya hermosa amistad no podía continuar en el olvido y dieciséis hermanos de promoción, cuyos nombres los guardamos con amor fraterno en nuestros más grandes sentimientos, forjaron nuevamente la continuación de nuestra amistad y que perdura hasta hoy, tal como se puede apreciar en estaslindas fotografías, estoy completamente seguro, en la que todos quisiéramos estar presentes. Espiritualmente lo estamos y no nos sentimos tristes, más bien conocer la alegría, la chacota, los más jocosos recuerdos que se viven en cada reunión de los viernes,nos hace vivir nuevamente los años más felices de nuestras vidas.
La hermosa vista de los paisajes andinos, la triste quena que toca el pastorcito de alpacas, la lluvia que cae, el alucinante colorido de bellas flores y el majestuoso sobrevolar del cóndor, hacen que siga enamorado de estas tierras de mi país y me sienta capturado por ellas para siempre. Cada vez que mis recuerdos me llenan de aflicción,  salgo a caminar bajo la llovizna por los caminos, cerros y pampas por donde anduvieron y combatieron los pumpos y nuestros héroes que lucharon por nuestra independencia, me nutro de bellas inspiraciones y dejo que esa garúa permanente en la sierra me limpie el alma y pueda seguir con mi anhelado proyecto de escribir la historia de la gran Décima Sexta promoción del CMLP y otros hermosos acontecimientos, que he podido conocer aquí en la puna y que lamentablemente los historiadores desconocieron u olvidaron y siguen en la indiferencia a pesar de su riqueza histórica. Qué hermoso es mi Perú, un país de ensueño y glorioso pasado, que tengo la obligación de hacer conocer, antes de la partida a los cielos a encontrarme con Isidoro Suárez y Andrés Rázuri, quienes comandaron a los Húsares del Perú, hoy Húsares de Junín.
Los cascos, borceguíes, cantimploras, bayonetas y fusiles que usó la gran dieciséis, yacen en el rincón de un viejo almacén en el colegio militar. Fuimos soldados, nos prepararon para la guerra y nos enseñaron a ser caballeros cadetes, cuyo principio e ideal es que prime el honor en todos nuestros actos. Cantamos con el corazón henchidos de orgullo, vestimos el glorioso uniforme leonciopradino, formamos un batallón de guerreros con promociones de nuestra época y aprendimos el significado de “Alto el pensamiento, como una bandera”. Y así en cada promoción se creó su propia leyenda que perdura, que se renueva en cada reunión semanal y en todos los reencuentros anuales, hasta el fin de los tiempos, seguiremos viviendo el orgullo de ser leonciopradinos.
Nuestros uniformes beige, cristinas, tahalíes, borceguíes, se convirtieron en ropa de civil y algunos siguieron vistiendo el honorable uniforme de la patria, sin embargo, a pesar de que nuestras vidas cambiaron, jamás dejamos de ser aquellos adolescentes que poco a poco fueron formándose con el amor patriótico y nuestra formación castrense está dormida pero no olvidada, amamos a nuestra patria y estamos prestos a defenderla en cualquier momento que ella lo requiera. Nuestras armas letales, se convirtieron en conocimientos de acuerdo a la profesión que seguimos y en cada actuación, ya no bélica, defendemos al Perú y a la humanidad salvando y creando o mejorando la vida de nuestros semejantes. La ciencia avanza, progresa y nosotros los leonciopradinos, somos parte de esa construcción, porque fuimos formados con pasión, por excelsos profesores en conocimiento y por excelentes instructores militares en la disciplina.
La añoranza, el recuerdo de días felices, el amor fraternal, hacen que cada promoción desee seguir viviendo esa maravillosa amistad, esa gran hermandad que nació de un querer, de un deseo de vestir el uniforme militar y que, al pasar los días con el ejemplo de nuestros hermanos mayores, vamos sintiendo cómo nuestros corazones van comprendiendo que la igualdad entre todos es una realidad y que las peripecias de novatos nos hermana, nos hace una gran familia, llega el momento que cada una de las promociones que se forman, logran alcanzar la perfección militar, en orden, disciplina, habilidad, constancia, amor fraternal, sacrificio y al llegar al último año de permanencia, todo cadete leonciopradino es un ejemplo para los novatos y deseo de imitación de los aspirantes a 5to. Año.
¡Victoria! ¡Victoria!
Para la amada y hermosa nación
Por la grandeza de la raza Inca y
La nobleza de su corazón.
(Del Himno Gigantes del Cenepa)
No existe mayor dolor que la despedida de cada lugar del amado viejo cuartel en los que dejamos el corazón, el más grande sentimiento de amor a nuestra alma mater. Es inigualable la vivencia de los tres maravillosos años y únicamente gracias a los líderes de siempre, podemos continuar siendo los mismos hermanos de esa inolvidable época de juventud. Podemos destacar a la Gaceta Leonciopradina, de Kique Wong, El Imaginaria, de José Villavicencio, hermanos que escriben mil y una anécdota del CMLP, así como también a quienes con sus fotografías captan, no sólo momentos de reverdecimiento de glorias deportivas, sino además de reuniones semanales, que con la gran organización que ejerce la Asociación Leonciopradina, podemos seguir cantando nuestros más bellos momentos vividos en nuestra alma mater. Es un orgullo ser un leonciopradino. Gracias a todos aquellos que lo hacen posible.
Cada promoción egresada tiene también su cantidad de excadetes  en número, de  acuerdo a la promoción que la compone y ellos, al igual que nuestros dieciséis, hacen lo mismo, mantener la unión, confraternidad y hermosa hermandad que nos hace grandes, que nos hace inmensos y especiales seres humanos. Por esos corazones tan bellos, debemos continuar nuestra vivencia leonciopradina… ¡Hasta el último hombre!
Tenemos todas las promociones, una rica historia deportiva, académica y militar. Vivo para los leonciopradinos que son mi más grande amor, mi mayor motivo en los años que me quedan y al igual que los hermanos de la Gaceta Leonciopradina, el Imaginaria, escribidores y amantes de nuestras fotografías, seré parte de las leyendas más bellas que conocerán las nuevas generaciones, que seguirán nuestros pasos y engrandecerán siempre a nuestro bien amado… Colegio Militar Leoncio Prado.
LA PLUMA LLORA
Cuando más quiere escribir, la pluma se seca
Su tinta se acaba, mas su sangre dejará 
Su color y su historia, para quienes lo amaron.
La pluma no quiere tristezas ni llanto
Porque su amor fue tan grande
Que en cada palabra con bondad escribía.
Y entregaba su alma pura de amor
A un mundo injusto, al que igual amó
Como el perro a su amo.
La pluma espera anhelante,
El abrazo de Dios.
Rodolfo Mendoza
XVI CMLP
¡Seguiremos brillando, siempre, como azul hoguera!

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